lunes, enero 24, 2005

GUÍA PARA LEER LA PRENSA EN EL CASO OREJARENA

Es común que la gente acuda a medios de comunicación masiva como la prensa, para mantenerse informada. Se acostumbra leer algún diario para conocer noticias, que se confía se estén relatadas con objetividad y claridad por el periodista encargado. En las páginas de información, se espera encontrar relatos y elementos que permitan formarse una idea exacta de lo ocurrido.

Sin embargo en el caso de Sandra, para tener una información exacta sobre los últimos hechos relatados en la prensa, se requiere de una guía y las aclaraciones de personas que fueron testigos presenciales de los mismos.

En el caso de la audiencia pública realizada el pasado viernes 21 de enero, que duró más de seis horas, es comprensible que los y las periodistas no hayan podido asistir a toda la sesión, a menos que hayan sido expresamente delegados a esta tarea. Pero se esperaría que escribieran sólo sobre lo que ocurrió mientras estaban en el recinto, o sea sobre lo que vieron y oyeron. Y si asistieron a toda la jornada, se esperaría que escribieran lo que fue, lo que se dijo y lo que oyeron realmente. Pero al leer lo escrito por la periodista de Vanguardia Liberal y la redacción local de El Tiempo, vemos que por el contrario presentan – mezclados con otros bien reales – unos hechos imprecisos y otros distorsionados por su percepción personal y tal vez sus afectos políticos.

Vale señalar que al leer los informes publicados en los diarios Vanguardia Liberal y El Tiempo del sábado 22 de enero, se encuentran varias imprecisiones, o (peor) precisiones erróneas. Por lo tanto creemos importante rectificar para ayudar a hacer una lectura acertada de la información acerca de la audiencia pública realizada el viernes 21 de enero del presente año.

Precisiones sobre el artículo de Vanguardia Liberal del sábado 22 de enero de 2005:

En primera página, bajo el título El lunes continuará audiencia en el caso Orejarena, se afirma en el segundo párrafo que “Durante ese lapso dieron sus testimonios todos los peritos de Medicina Legal que intervinieron en la práctica de pruebas.” No exactamente. De los cuatro testigos citados a la audiencia, la única persona que dio su testimonio y había intervenido directamente en la práctica de pruebas, fue la doctora psiquiatra.

En la página dos, en el desarrollo de la noticia bajo el título Expertos rindieron testimonio en el caso de Orejarena, exactamente después del entretítulo Comenzaron los declarantes, en donde se menciona a la suboficial que recibió la denuncia de Sandra en la madrugada del 7 de diciembre de 2004, la redactora escribe: “Ante los cuestionamientos tanto de la Fiscalía como de la Procuraduría sobre si había notado algún comportamiento extraño, sobre el supuesto de que estaba bajo los efectos de alguna sustancia estupefaciente, la Suboficial dijo que no”. Puede que haga falta espacio para desarrollar todos los pormenores de la audiencia, pero valía la pena indicar que el No expresado por la Suboficial no fue un no rotundo, así sin comentarios. Primero la agente dijo no recordar bien el momento de la denuncia recibida a Sandra, se acordaba bien de su apariencia física pero no de su estado mental y emocional. Luego poco a poco su memoria mejoró, y por deducción la testigo expresó que si le había tomado la declaración es que estaba bien y con sus capacidades, de lo contrario no hubiera tomado el denuncio.

Para relatar el testimonio de la señora Hilma Barriga, médica ginecóloga pensionada de Medicina Legal de Bogotá, le tocaba obligatoriamente resumir y bastante, porque la señora sufre de prepotencia y verborrea severa. Donde la periodista vuelve a fallar por la inexactitud de su precisión, es cuando escribe: “Sin embargo, aseguró que cuando atendió a la citada en Medicina Legal, no notó mayores consecuencias.” Con todo lo que contó la señora Barriga era factible confundirse, pero ella no pudo decir lo anterior escrito porque no es verdad, ya que ella a ningún momento atendió a la demandante que ni siquiera conoce. El dictamen de Medicina Legal, a partir del examen físico, visual y con análisis de laboratorio, de Sandra fue efectuado por ML de Bucaramanga.

Continúa la periodista: “… La forense se defendió argumentando aportar pruebas veraces al proceso, eso sí, tras aclarar que fue relevada del caso porque salió pensionada de la Institución.” A descargo de la periodista podemos decir que la testigo “aclaró” tantas cosas que dejó todo bien turbio, pero contó que fue relevada del caso, luego salió a vacaciones – entrecortadas por un tiempo de incapacidad debidamente justificada por su EPS – para finalmente enterarse a su regreso que podía gozar de su pensión de jubilación.

En horas de la tarde, refiriéndose al testimonio de la médica psiquiatra, quien sí atendió directamente a Sandra en dos oportunidades, escribe la periodista: …aseguró que “los síntomas presentados por la paciente tratada no serían los propios de una mujer embarazada de manera traumática.” ¡Qué confusión en la precisión! (Tal vez se le habían acabado las pilas a la grabadora o la mina al bolígrafo de la periodista). La médica indicó que el comportamiento de Sandra correspondía al de una persona que había tenido un trauma emocional fuerte, y que este comportamiento no podía ser atribuido al de una mujer con un embarazo no deseado.

Sigue: “El siguiente médico forense, de hecho conceptuó entre muchos temas, algo que se podría calificar a favor de Sandra Liliana, como es que ella sí tenía una desfloración reciente.” Efectivamente “entre muchos temas”, entre los cuales hubo varias afirmaciones sensatas y expresadas con claridad, que aclararon y anularon varias de las proferidas por la mañana por la “señora súper experta” de Bogotá.

Precisiones al artículo de El Tiempo del sábado 22 de enero de 2005:

Vale reconocer que la Redacción Local de este diario le da bastante cabida a los argumentos de la parte civil (abogada representante de Sandra) en el cuestionamiento que hace al juez por haber solicitado a Medicina Legal de Bogotá ampliar el dictamen de sus colegas de Bucaramanga, “por ser el procesado un diputado”. Carmen Alicia Mestizo pidió así la nulidad de la prueba, que al ser pedida de esta forma “demuestra la prelación que le concede a una de las partes, en razón de su poder.”

Empieza a fallar la objetividad del relato cuando en el artículo en mención se afirma que “el curso de la audiencia sin embargo dio un giro cuando cuatro testigos forenses aportaron testimonios que pondrían en duda las versiones iniciales de la acusación.” La verdad es que las respuestas precisas y moderadas de los dos testigos de Medicina Legal de Bucaramanga que se presentaron por la tarde, fueron muy en honor de la verdad que conocemos, y poco favorables al procesado. En cuanto a los conceptos supuestamente científicos aportados por la señora Barriga por la mañana, como ya lo hemos señalado, fueron tantos y hundidos en un mar de apreciaciones parcializadas y muy poco ceñidas a la ciencia, que nadie pudiera creer que pongan seriamente en duda la veracidad de la versión de Sandra.

Y para terminar la guía de lectura: “Los testimonios van en contravía del dictamen oficial que emitió Medicina Legal…” En vez de escribir “los” testimonios (que se refiere entonces a todos), para conformarse a la realidad del momento, hubiera debido escribir “unos” o “algunos”, tal vez “dos” testimonios, los que se dieron en la mañana, ya que los presentados en la tarde por dos expertos de Medicina Legal – repetimos – fueron netamente a favor de la demandante y pusieron nervioso al señor Orejarena.

Consulte en línea los artículos de prensa mencionados haciendo click en los siguientes enlaces: